domingo, 6 de septiembre de 2009

Luz y Sombra


El fin de semana futbolístico fue en términos generales uno muy aceptable para la afición mexicana, teniendo en cuenta que durante los tres días que comprenden el cierre de la semana hubo futbol.

En primer lugar, y muy por encima de cualquier otro resultado, se tiene que hacer justa referencia al juego de la selección la noche del sábado.
Luz porque brindó una actuación convincente en la cancha del Ricardo Saprissa, en la que supo manejar perfectamente los tiempos de un partido trascendental de cara a la clasificación mundialista, en donde muchos de aquellos viejos fantasmas e inseguridades fueron borradas, en donde por fin se pudo ver un estilo de juego que si bien no es espectacular ni para nada raya en lo sobresaliente, al menos es efectivo.

De esa todavia cercana noche tenemos que rescatar el hambre y la actitud con que los 14 jugadores que pisaron el césped de San José enfrentaron la empresa. Como hace mucho no se le veía a la selección. Todo lo demás, que si bien merece ser mencionado como el gran juego de Giovani, el liderazgo de Cuauhtemoc en momentos clave o la consolidación de Juárez, es pura adulación, completamente innecesaria.
Bien lo ha dicho Aguirre una y otra vez:
"No caigamos en triunfalismos".
Por el otro lado toca hablar de lo ocurrido en la jornada, la séptima del torneo.
Partidos atractivos, buenos goles, marcadores abultados y algunas decepciones fueron parte de las opciones en el menú, que sigue dejando las mismas conclusiones que la semana pasada.
El torneo es impronosticable y no hay todavia algún equipo que despunte por encima de los demás.

Pero más allá de eso no se puede dejar de mencionar la particular actitud de los jugadores. Totalmente antagónica a la de los seleccionados, que en su mayoría comparten la misma liga.

Patadas a racimos, empujones por docena, violencia en las tribunas y el infaltable arte del engaño, fueron más evidentes que otras veces en el de por sí maleado festín semanal.
No basto con ser fecha Fair Play (y no por eso se deben respetar más las reglas del juego) ni con los partidos eliminatorios jugados en todo el mundo (que suelen ser un ejemplo de limpieza y honestidad) para que los jugadores no cayeran en su usual marrullería.



No hay mejor ejemplo de la maña y el engaño que los jugadores del Puebla. Sombra.

Medianos, embusteros y llorones los dirigidos por el Chelis que ni siquiera con el resultado a su favor y jugando como locales tuvieron los tamaños para proponer otra cosa más que la simulación de faltas y las gastadas volteretas en el pasto.
Realmente vergonzoso y digno de ser revisado. No se pueden seguir viendo este tipo de cobardes jugando futbol, mucho menos en primera división. No sería extraño que además salieran a declarar que fueron perjudicados.

El paladar del aficionado en nuestro país se ha "educado" a recibir muchos sinsabores y amarguras y a disfrutar muy de vez en cuando de un plato gustoso de ingredientes de calidad, por lo que es necesario cambiar la forma en que nos alimentamos del deporte que tanto apreciamos. Es ahora un buen momento de exigir más noches como la del Saprissa y menos tardes como las del Cuauhtemoc.
Fin de semana de contrastes.


Bernardo Herrera
(imágenes diario.com.mx, mediotiempo.com,)

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