viernes, 12 de junio de 2009

La nueva lucha...

Una vez más y tras otra jornada de las eliminatorias rumbo a Sudáfrica, el futbol nacional tiene los pelos de punta y los dedos agotados después del persistente ataque dental que fomenta nuestra selección al presenciar los insufribles noventa y tantos minutos de juego sin profundidad, sin idea, sin convicción y sin sed de triunfo que presentan los encamisados con la verde.
Lo exhibido en últimas fechas por el representativo mexicano hace parecer que el futbol (me refiero al bien jugado por supuesto) es un deporte exclusivo de países fuera de nuestras fronteras, y muy lejano para nosotros, y que los más de cien años de historia y 60 de profesionalismo de balompié nacional han transcurrido en vano.
En pocas palabras, parecen muy lejanos aquellos tiempos cuando viendo las actuaciones de nuestro representativo soñábamos con algo más.

Sin afán de caer en comentarios negativos y que no propongan gran cosa, todo aquel que no perciba que hacen falta acciones contundentes para revertir esta frustrante situación simplemente esta viviendo una realidad distinta y perjudicial para los intereses de nuestro futbol.

Como bien se sabe, la parte positiva de los escenarios negativos finalmente es que representan un momento de oportunidad, que si es aprovechado, hará que los resultados se magnifiquen, pero que si por el contrario no se enfrenta oportunamente trae consigo consecuencias generalmente graves.
Es ya común escuchar voces que se aprovechan de momentos como el presente para repartir descalificaciones y penurias a diestra y siniestra, que apedrean incansablemente a los responsables de escritorio de nuestro futbol y que juzgan de mala fé cada acción que se realiza, y a la vez, estamos acostumbrados también a ser testigos de numerosos programas carentes de seriedad y desbordantes de glamour barato que desde su trinchera maquillan y engrandecen cada logro, por más pequeño que éste sea.

Me pregunto si realmente se trata de un éxito descomunal alcanzar la fase final de la Copa del Mundo compitiendo contra rivales como Trinidad y Tobago, que por momentos breves le dio toque a la selección como si se tratará del mismísimo Barcelona (con sus debidísimas y grandísimas diferencias) enfrentando al Albacete o al Murcia.
Pareciera que todos quieren alcanzar el éxito pero no se realizan acciones conjuntas para que éste llegue, sino por el contrario se busca sobresalir de manera individual, evidenciando graves problemas de grupo y de confianza al compañero y que resultan en pena colectiva.

La pasada noche del miércoles fue un reflejo de nuestra sociedad: conformista e incapaz, soñadora pero a la vez carente de ideas y que a juicio personal despierta en mi solo dudas.

Por otro lado, el verso presente en infinidad de canales de comunicación de apoyar incondicionalmente al equipo es válido, se entiende, se respeta y se debe de seguir esparciendo, pues como bien saben los dirigentes de nuestro futbol éste no es precisamente el mejor momento para comenzar una lucha mediática o una guerra de distintos frentes que solo traerá presiones, pero si es tiempo de trabajar con planes claros, acciones puntuales y motivación extra, pues quedar fuera del siguiente mundial, el primero en suelo africano y que estará bajo la mirada atenta del planeta entero, es en la visión de un apasionado de éste deporte, no solo inadmisible sino realmente catastrófico.

El equipo esta ahora a la mitad del camino, con 6 de 15 puntos disputados y aspirando a conseguir todos los restantes para finalizar con 21 de 30, es decir, con el 70% de efectividad, promedio no precisamente brillante pero suficiente, en un área que se presta para soñar hasta la última jornada y que otorga un premio más grande del que merece, al menos para esta justa.

Así pues los jugadores, principales protagonistas de las penas y/o de las glorias, tienen nuevamente dos largos meses por delante para prepararse a conciencia y entender que cada partido para México es una final, o mejor dicho una lucha por el no descenso, pues siempre hemos sido mejores luchando por la sobrevivencia que por los títulos.

Bernardo Herrera

(Imágenes: goalplanet.com)

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