Foto: todotemakatoEsta semana se cumplieron 40 años de la popularmente llamada “Guerra del fútbol” (también conocida como la Guerra de las 100 horas). Suceso bélico de corta duración (14 al 18 de julio de 1969) entre dos de los actuales rivales en el Hexagonal final de la selección nacional: Honduras y El Salvador.
Terminaba la década de los 60´s y la situación económica no era la mejor para los campesinos que habitaban el norte de El Salvador. Debido a la mala distribución de tierras, miles de estos emigraron al vecino país con fines laborales. El gobierno hondureño decidió emprender una reforma agraria expulsando a todos los campesinos extranjeros. En respuesta, efectivos salvadoreños invadieron el territorio hondureño dejando daños significativos en ciertas zonas del país. A fin de cuentas, las hostilidades, concluyeron gracias a la intervención internacional.
Días antes, durante el mes de junio del mismo año, ambas escuadras se enfrentarían en tres ocasiones en el marco de la clasificación al mundial de México 1970. En el primer encuentro (disputado en Tegucigalpa), el cuadro catracho vencería uno por cero a la selección salvadoreña. El segundo cotejo, se jugaría en tierras salvadoreñas teniendo como resultado un triunfo de los locales. El siguiente paso, un tercer juego en cancha neutral. El 27 de junio en la cancha del Estadio Azteca, El Salvador, vencería de nueva cuenta al cuadro hondureño.
Ryszard Kapuściński, periodista polaco, seria el creador de este mote (Guerra del fútbol) con el que hasta ahora, a cuarenta años de distancia, se conoce a este hecho histórico. Los nexos no fueron temporales, ni nominales únicamente; sino que la efervescencia y fricciones políticas que se vivía en ambas naciones, calentaron el plano deportivo, llevando a los grupos de animación de ambas naciones, a adoptar términos bélicos en el contexto futbolístico; para ellos, la guerra tenia otro sentido: un campo, 22 hombres, un objetivo: ganar.
Terminaba la década de los 60´s y la situación económica no era la mejor para los campesinos que habitaban el norte de El Salvador. Debido a la mala distribución de tierras, miles de estos emigraron al vecino país con fines laborales. El gobierno hondureño decidió emprender una reforma agraria expulsando a todos los campesinos extranjeros. En respuesta, efectivos salvadoreños invadieron el territorio hondureño dejando daños significativos en ciertas zonas del país. A fin de cuentas, las hostilidades, concluyeron gracias a la intervención internacional.
Días antes, durante el mes de junio del mismo año, ambas escuadras se enfrentarían en tres ocasiones en el marco de la clasificación al mundial de México 1970. En el primer encuentro (disputado en Tegucigalpa), el cuadro catracho vencería uno por cero a la selección salvadoreña. El segundo cotejo, se jugaría en tierras salvadoreñas teniendo como resultado un triunfo de los locales. El siguiente paso, un tercer juego en cancha neutral. El 27 de junio en la cancha del Estadio Azteca, El Salvador, vencería de nueva cuenta al cuadro hondureño.
Ryszard Kapuściński, periodista polaco, seria el creador de este mote (Guerra del fútbol) con el que hasta ahora, a cuarenta años de distancia, se conoce a este hecho histórico. Los nexos no fueron temporales, ni nominales únicamente; sino que la efervescencia y fricciones políticas que se vivía en ambas naciones, calentaron el plano deportivo, llevando a los grupos de animación de ambas naciones, a adoptar términos bélicos en el contexto futbolístico; para ellos, la guerra tenia otro sentido: un campo, 22 hombres, un objetivo: ganar.
Fernando Valencia
Boletín Marcador
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