martes, 26 de agosto de 2008

MÁS VALOR QUE EL ORO

El Seleccionado argentino de fútbol acaba de obtener la medalla de oro en los juegos olímpicos. No es poco. Es demasiado para un equipo cuyos integrantes están desparramados por el mundo, producto de la diáspora constante de jugadores al término de cada torneo. Esta situación, la de tener muchachitos expuestos a distintas culturas, husos horarios, alimentos y disciplinas de trabajo; hace muy difícil la tarea de cualquier técnico que cuenta con poco y nada de tiempo para reunirlos, transmitirle sus ideas tácticas y formar un grupo homogéneo, dúctil y preparado para cumplir objetivos de tanta importancia.



Sin embargo, este seleccionado lo logró. Además del buen trabajo de Sergio Batista y su equipo de colaboradores, la calidad y el atrevimiento de los jóvenes, con la ayuda de algunos más experimentados como Riquelme y Mascherano, se conjugaron para llegar a la meta y recibir la presea dorada.



Pero hubo algo, que tal vez por esa idiosincrasia extraña del argentino, pesó más que la mismísima medalla de oro traída de China. Y eso fue el triunfo frente a Brasil.

La mañana (10am) que el seleccionado argentino enfrentaba a su archirival de todos los tiempos, millones fueron los hombres, mujeres y niños que abandonaron sus tareas alterando el ritmo del país de forma asombrosa. Éstos fueron muchísimos más que los que se desvelaron y durmieron pocas horas en la madrugada del sábado cuando Argentina disputaba la final por el galardón máximo de las olimpíadas.



Y aunque parezca mentira, mucho mayor fue el festejo. Ganar y hacer sentir humillado a Ronaldinho y compañía significa de un valor incalculable para cualquier argentino que se precie de tal. Lo importante era ganar, y si es posible por abultada diferencia, a los que tantas veces hicieron sentir a los argentinos que ellos son los mejores en fútbol con sus logros obtenidos. La eterna antinomia Pelé-Maradona. Maradona-Pelé.



Las frías estadísticas rezan que hacía 34 años que el seleccionado argentino no le ganaba por ese resultado a su par de Brasil. Fue en 1964, en el estadio Pacaembú, con goles de Roberto Telch(2) y Ermindo Anega y Pelé jugando ese partido. Pero esas son sólo estadísticas. Datos y números que emergen desde el recuerdo cada tanto.



Para el aficionado argentino, para los argentinos todos, para aún los pocos que no profesan la religión futbolera, el seleccionado argentino cumplió con creces en los juegos olímpicos aquella fría mañana en el sur del continente en que sus muchachos apabullaron a Brasil.



Al final, en el siguiente partido, venció a Nigeria y obtuvo la medalla de oro. Pero eso es solo una anécdota para los argentinos.


El rédito, lo más importante, es haberle ganado a Brasil.


Eso pesa más que todo el oro del mundo…


Desde Argentina OsvaldoTucho Heredia

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